Un conjunto de joyas pertenecientes a la hija adoptiva de Napoleón Bonaparte vuelven a la luz, en los días en que se cumple el bicentenario del emperador francés.

"Una extraordinaria coincidencia", según el experto de Christie's Lucas Biehler, al anunciar la venta del espectacular juego de zafiros y diamantes provenientes de la colección de Stephanie de Beauharnais, Gran Duquesa de Baden, como parte de la subasta "Magníficas Joyas" que se realizará el 12 de mayo en Ginebra.

Las nueve piezas, incluida una diadema, un collar, un par de aretes, dos colgantes, broches, un anillo y una pulsera, testifican el esplendor de la corte del general y primer emperador de los franceses antes de la derrota de Waterloo.

Las joyas serán ofrecidas en subasta como lotes individuales, con el collar estimado entre 160.000 y 290.000 francos suizos.
Un total de 38 zafiros provenientes de Sri Lanka fueron utilizados para crear este conjunto a principios del siglo XIX.
  La colección, "de excepcional calidad", incluye también la importante corona de zafiros de María II, Reina de Portugal, con un notable zafiro birmano en el centro.
Napoleón murió exiliado en Santa Elena el 5 de mayo de 1821.
"Es posible que en su lecho de muerte pensara en sus hijos", escribió Christie's al presentar las joyas.
Nacida en una familia de la pequeña nobleza en Versailles al comienzo de la revolución francesa, Stephanie era hija de un primo de Alexandre Beauharnais, primer marido de Josephine Tascher de la Pagerie, quien en 1796 se casaría con Napoleón.
Joven y bella, Stephanie había sido invitada por su tía a la corte poco después del matrimonio.

Napoleón, que en ese momento no tenía un heredero legítimo, adoptó a la niña, que había quedado huérfana de pequeña, otorgándole sus apartamentos en el palacio de las Tullerías y el título de Alteza Imperial.
El matrimonio con el príncipe Carlos de Baden fue un golpe diplomático que garantizó a Francia una alianza estratégica con Alemania.
La boda se celebró en París en 1806: entre los tesoros de la dote, un collar de diamantes y esmeraldas, regalo personal del emperador (hoy en el Museo de Victoria y Alberto en Londres).

La información que acompaña a las joyas subastadas en Christie's revela que el conjunto era propiedad de Horthense de Beauharnais, la hija de Josephine y Alexandre.
Hortense y Stephanie eran amigas cercanas, especialmente después de la prematura muerte del Príncipe de Baden en 1818, y el Archivo de Napoleón en París tiene 80 de sus cartas.

El hijo de Hortense fue posteriormente coronado emperador de Francia en 1852 con el título de Napoleón III, y Stephanie regresó a la corte, nuevamente bienvenida a las Tullerías después de años en Alemania.
Después de su muerte, en 1860, sus joyas se dividieron entre los herederos.
El juego de diamantes y zafiros pasó a su hija Josephine Hohenzollern Sigmarinen, y luego a través de la familia, pero hasta el día de hoy rara vez se lo ha visto en público.